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3 de agosto de 2012

J de Jesús, o H de Howard. Esa es la cuestión.

Después de todo lo que hemos pasado, después de todo lo que hemos vivido, hay un momento en el que no se ni qué puede significar para mí.
Jesús, al pronunciar ese nombre, se me saltan las lágrimas. Al llamarlo así, es como si dijese que gracias por todo lo que ha hecho por mí, que lo que vivimos fue algo más que amor, y que lo nuestro siempre se quedará en el recuerdo.
Pero Howard, Howard no es solo un simple apodo, Howard es revivirlo todo desde el primer momento. Es hacer que cualquier beso sea el primero, y que todas esas caricias, y todos esos abrazos, pueda sentirlos otra vez, e incluso, es decir, que todavía queda algo por vivir entre nosotros.
Por eso, J de Jesús, o H de Howard. Esa es la cuestión.

A la mierda todo.


Muchos "te quiero", muchos "eres todo" pero luego no soy nada. Que las cosas se dicen a la cara, y si no es así, es que eres un cobarde, porque lo que no está bien, es ilusionar a la gente para luego mandarla a la mierda.
Y sí, lo reconozco, no tendría que haberte echo caso. ¿Pero sabes por qué lo hice? Porque pensé que esos "te quiero" eran de verdad, y esos "eres todo"... ¡Puuff! Porque estoy enamorada. Y a veces, el amor es como una enfermedad. La puedes cojer, sí, pero lo difícil es olvidarlo todo y empezar otra vez de cero.
Inútil, así me siento ahora mismo.